La cacería a nivel latinoamericano fue uno de los principales problemas en la década de los sesentas, esto para la venta y exportación de pieles, grasas, aceites, etc., causando a su vez un incremento de las especies amenazadas principalmente grandes felinos y otros mamíferos. Ante esta problemática los gobiernos implementaron nuevas legislaciones y convenios para el manejo y comercio de especies además de la creación de parques nacionales en los cuales se empezaron a desarrollar estudios para la conservación de especies, entre ellos estudios de comportamiento, dietas, especies sombrilla, métodos de captura y estudios poblacionales (Palacio, 2015).
Siendo este último de vital importancia para la fauna silvestre, debido a que han sido de utilidad en la determinación de variables tales como índices de abundancia y densidad de especies, facilitando el manejo de los mismos así como su habitad, además brinda parámetros de estado de vulnerabilidad de una especie