Muchas especies de aves que habitan en las montañas de Centroamérica migran cada año de sus áreas de cría en las montañas, hacia bosques mas bajos en las
vertientes, donde permanecen durante la estación no reproductiva. La más famosa de estas especies es el Quetzal Resplandeciente Pharomacrus mocinno, una especie de gran importancia biológica, social y económica. Durante los años de 1989-1991 estudiamos el uso del hábitat por el quetzal en el área de conservación Arenal (ACA) en el oeste de Costa Rica. El estudio demostró que las reservas existentes en esta área, incluyendo la Reserva Biológica Monteverde y Bosque Eterno de los Niños, no protegen adecuadamente el hábitat del quetzal. Durante esta estudio de radio-telemetría, se colocaron sucesivamente radiotransmisores a 20 quetzales. Con el monitoreo de estas aves se descubrió que los quetzales tienen una compleja migración establecida que se lleva al cabo desde la Reserva Biológica Monteverde, en donde anidan, hasta bosques en las zonas bajas de ambas vertientes, Pacifico y Atlántico. Las áreas en la vertiente del Pacifico que fueron usadas por los quetzales durante su migración se encuentran fuera de las reservas y están fuertemente fragmentadas y frecuentemente degradadas. Para garantizar el futuro de los quetzales, deben llevarse a cabo planes que prevengan que los remanentes o parches de bosques comiencen a aislarse de la Reserva y convertirse en áreas inaceptables para los quetzales. Se propone un plan de conservación regional que proteja los parches de bosque, que son necesarios para garantizar una población estable de quetzal en el futuro. Para mantener conexiones entre estos fragmentos y la reserva, se ha designado un sistema de corredores que se cree proveerá suficientes vínculos para cumplir con el objetivo. Los corredores propuestos conectan las principales áreas de alimentación con la Reserva y en cada una de las otras áreas.