La mayoría de los paisajes en América Central consisten de un mosaico de pasturas, campos agrícolas y fragmentos de bosques intercalados con áreas residenciales y urbanas. Aunque estos paisajes se encuentran muy fragmentados y alterados, por lo general retienen una gran abundancia y diversidad de especies arbóreas. Los fragmentos de bosque, los árboles dispersos y las cortinas rompevientos son importantes para la conservación de la biodiversidad local y regional, porque proveen fuentes considerables de alimento, así como sitios de anidamiento y hábitat para una variedad de especies animales (en particular aves) y pueden servir como sitios de paso o corredores que facilitan el movimiento de los animales a través del agropaisaje. También ayudan a conservar la diversidad de plantas, porque los árboles representan especies de bosque que de otra manera estarían ausentes del paisaje y porque sirven de albergue para numerosas plantas epifitas. Al actuar como focos para la dispersión de semillas y el establecimiento de plántulas, los árboles también facilitan la regeneración de especies de plantas de bosque dentro de los agropaisajes. En este estudio presentamos un caso que ejemplifica el valor de los fragmentos de bosque, los árboles dispersos y las cortinas rompevientos para la conservación de la biodiversidad local y regional en Monteverde, Costa Rica. También destacamos su importancia para los productores y los propietarios locales y explicamos cómo estos elementos se están integrando a los esfuerzos de conservación local y regional. Este estudio resume un trabajo de más de 20 años de investigación ecológica en la región.